La marca de neumáticos estadounidense detalla los principales aspectos a tener en cuenta a la hora de circular con un vehículo todoterreno sobre este tipo de superficies.
Uno de los principales destinos a la hora de disfrutar de las vacaciones y/o escapadas cortas a lo largo del año es la costa. Allí, muchos turistas aprovechan para circular con sus vehículos sobre superficies arenosas con las consecuencias que esto trae si se desconocen las técnicas de conducción para poder hacerlo de forma segura.
Según BFGoodrich, una de las claves para manejar de manera correcta en la arena es mantener una velocidad constante para que los neumáticos puedan deslizarse en lugar de enterrarse. En el caso de arena más blanda, hay que mantener el equilibrio de aceleración y velocidad, pero no con tanta potencia para evitar que el giro de las ruedas haga que se hundan.
Otras recomendaciones que brinda la marca de cubiertas estadounidense con respecto a este tema son las siguientes:
– Evitar maniobras violentas o repentinas, o giros bruscos de la rueda que impidan que el vehículo responda al mando. Maniobrar siempre con suavidad al acelerar, guiar y frenar el vehículo.
– Un vehículo del tipo SUV/pickup es proclive a volcar debido a su centro de gravedad elevado, los neumáticos pueden enterrarse en la arena bruscamente y hacer que el vehículo vuelque. Se recomienda girar con radios amplios y tomarse bastante tiempo antes de llegar a la curva o al obstáculo. Si se está trazando un camino nuevo, se necesitará más potencia para no quedar atascado.
– Si las ruedas comienzan a patinar, disminuir un poco la aceleración para que se desaceleren y recuperen la tracción.
– Cuando se rueda sobre arena, sobre todo cuando el terreno está blando, se sugiere ajustar las presiones de inflado, con el fin de ampliar la huella de contacto del neumático y ganar en tracción.
En este sentido, se aconseja llevar un manómetro de calidad y bajar la presión de los neumáticos en 5 psi por vez hasta alcanzar una tracción óptima. Se aconseja no bajar la presión a menos de 20 psi, ya que incrementaría el riesgo de destalonamiento y daños en la estructura del neumático.
Una vez disminuida la presión de inflado, la velocidad debe ser adaptada y no superar los 25 km/h.
Al finalizar la incursión sobre las zonas arenosas, se debe recalibrar la presión de los neumáticos, llevándolos a la indicada por el fabricante del vehículo.
Evitar regresar a la ciudad para volver a inflar las cubiertas. Si no se tiene un compresor de aire, se recomienda una conducción muy lenta y no recorrer distancias muy largas para asegurarse de que los neumáticos no se recalienten. A un nivel de presión de 20 psi, la velocidad no deberá superar los 25 km/h.
Más allá de estas observaciones, hay otros puntos complementarios que podrían ayudar:
– Si se atraviesa una zona de playa, controlar los horarios de la marea y conducir con marea baja.
– El impulso es el mejor aliado cuando conduce sobre la arena.
– No acercarse demasiado a otros vehículos.