La reconocida pintura “verde oscuro” está relacionada con la historia del automovilismo británico y continúa siendo parte del ADN del popular modelo compacto.
Para conocer el origen de la relación entre MINI y el color British Racing Green, hay que remontarse a 1902. Ese año, Inglaterra iba a recibir por primera vez la prestigiosa Gordon Bennet Cup, competencia automovilística predecesora del actual Gran Premio. El problema con que pronto se encontraron los participantes y el público fue que el límite de velocidad nacional era de apenas 12 millas por hora (19 km/h).
La solución fue trasladar la carrera a Irlanda: un país sin límites de velocidad y con una abundante vegetación. Y según cuenta la leyenda, los pilotos británicos pintaron sus autos de color verde oscuro en honor a la isla que albergó la carrera.
Con el paso del tiempo, el British Racing Green fue ganando en popularidad y se podía apreciar en muchas competencias importantes. Por ejemplo, en 1959 y 1960, Jack Brabham logró el campeonato de Fórmula 1 en dos monoplazas British Racing Green construidos por John Cooper, quien colaboró con la creación del Mini Cooper en 1961. Desde ese momento, la icónica pintura verde oscura es parte de la historia de la marca británica.
A lo largo de los años, MINI fue modificando levemente el British Racing Green para que se torne más claro, brillante y fresco, pero conservando su familiaridad instantánea y su rico legado. La firma también presentó el acabado Rebel Green, un tono más oscuro que mantiene el estilo y la autenticidad.
Y cuando se lanzaron en 2021 las 740 unidades especiales para celebrar las seis décadas de trabajo con la familia John Cooper, fueron decoradas -como no podía ser de otra manera- en British Racing Green.
Al día de hoy este color sigue siendo parte del ADN de MINI. Prácticamente todos los modelos nuevos están disponibles en este clásico tono, incluido el MINI Eléctrico.