Sumido en una profunda reestructuración para evitar recurrir a la ley de quiebras, General Motors registró durante el tercer mes de 2009 una caída en sus ventas de vehículos nuevos del 45%, hasta 156.380 unidades. Chrysler anunció un retroceso del 39%, pero destacó que por primera vez desde setiembre superó la barra simbólica de las 100.000 unidades entregadas en un mes. Por su parte, Ford entregó 131.465 vehículos nuevos en marzo, un 40,9% menos que un año atrás. Sin embargo, la marca del óvalo, que a diferencia de las otras dos no pidió ayuda económica al gobierno estadounidense, subrayó que sus ventas subieron un 30% en relación con febrero de 2009, dando lugar a cierto optimismo de haber alcanzado un piso en el sector en crisis.
Por su parte, Toyota, el primer fabricante de automóviles del mundo, divulgó que sus ventas en Estados Unidos cayeron a 132.802 vehículos, con un descenso del 36,6% entre marzo de 2009 y de 2008. No obstante, el gigante japonés registró un aumento del 16,3% en las ventas sobre febrero.