El propósito es obtener una “modificación genética del almidón de la yuca para aumentar los azúcares libres”, de tal manera que sea más eficiente en la producción de biocombutibles, explica Paul Chavarriaga, responsable del proyecto. En las instalaciones del CIAT ubicadas en Palmira, vecina a Cali (la tercera ciudad colombiana a unos 550 km al suroeste de Bogotá), se encuentran los cultivos de yuca, que tras su extracción es sometida a un proceso de secado y convertida en una pasta a la que se hidrata para obtener el combustible.
La iniciativa podría ser replicada en otras regiones tropicales de África y Asia, pues “la yuca es uno de los cultivos tropicales difundidos en todos los continentes”, señala el experto. El principal productor de yuca en América Latina es Brasil, con 26,4 millones de toneladas, equivalentes al 12,5% de la producción mundial, seguido por Paraguay (2,6) y Colombia (1,8), mientras que en el mundo los principales productores son Nigeria (34,6 millones) y Tailandia (17,7 millones).