El costo del autotransporte de cargas creció 2,88% en octubre en Argentina, mientras que en el acumulado del año muestra un incremento del 39% y en los 12 últimos meses, del 50 por ciento. Así lo informó la Federación Argentina de Entidades Empresarias del Autotransporte de Cargas (FADEEAC).
Más información, en el comunicado de prensa a continuación…
COMUNICADO DE PRENSA – FADEEAC
Autotransporte en crisis: los costos siguen aumentando
- El incremento de octubre fue promovido sobre todo por el rubro Personal, debido al pago de la segunda cuota del acuerdo paritario.
- Por la suba del 5% del 1 de noviembre en el combustible, se proyecta un mayor aumento en noviembre.
- El autotransporte de cargas opera en un contexto inflacionario de baja de los volúmenes transportados y altas tasas de interés, además de la incertidumbre cambiaria.
En solo cuatro meses, desde la devaluación de agosto y la vuelta del cepo cambiario, los costos del autotransporte de cargas acumulan una suba del 15%. Así lo arroja el Índice de Costos de la Federación Argentina de Entidades Empresarias del Autotransporte de Cargas (FADEEAC), que trepó un 2.88% en octubre respecto del mes anterior. Para noviembre, se proyecta una nueva suba en los costos ya que el mes comenzó con un incremento del orden del 5% en el combustible.
Con los últimos valores medidos, poner en marcha un vehículo para trasladar mercadería costó un 39% en lo que va de 2019, y 50% en los últimos doce meses, en un contexto de alta inflación mayorista y minorista.
En octubre fue notable el aumento del rubro Personal, que surge del segundo tramo del acuerdo rubricado en julio de 2019 (11.5%) e impacta en componentes relacionados. También sobresale el descenso del Costo Financiero en un 13.2 % desde los niveles muy elevados de agosto.
Por el lado del equipo, se destaca la suba de Material Rodante (3.72%) y Neumáticos (2.14%). En el primer caso, había aumentado 11.5% en agosto y 18,7% en septiembre, en tanto que Neumáticos había registrado 28.5% y 1.2%, respectivamente.
En tanto, el combustible, insumo de mayor gravitación en el sector, mostró una variación marginal en octubre, para volver a incrementarse a partir del 1 de noviembre en torno al 5%, en el marco de la Resolución 688/19 de la Secretaria de Energía. Con ese instrumento, el organismo autorizó un nuevo aumento de los precios minoristas en hasta 5% respecto de los precios vigentes al 20 de septiembre de 2019.
Política de combustible: idas y vueltas
El gas-oil ya había aumentado 6.4% en septiembre con la anterior Resolución (557/19) de la Secretaria de Energía, que había limitado en hasta 4% los aumentos de precios minoristas y desregulado los precios mayoristas.
Esta situación, de fuerte ampliación de brechas entre las distintas variedades de carga de gas-oil y entre las diversas zonas geográficas en los últimos meses, generó inconvenientes en el abastecimiento normal del combustible en todo el país, lo que provocó mayores costos en la provisión e inconvenientes en la logística de las empresas. En particular, los precios de compra mayorista por granel sufrieron aumentos muy superiores al promedio, entre el 10% y el 20% según el área y la marca, en ese segmento de carga mayorista.
A partir del 9 de agosto último, el gobierno nacional dispuso por tres meses un congelamiento de precios de los combustibles, naftas y gas-oil (DNU 566/19), que quedó acotado solo al segmento minorista (DNU 601/19) y cuyos aumentos posteriores (hasta 4% y 5% respectivamente) fueron limitados por la mencionadas Resoluciones 557/19 y 688/19.
En lo que va de noviembre, el aumento promedio del gas-oil alcanza el 31%, tras haberse incrementado 77% en 2018, lo que afecta el normal funcionamiento del autotransporte de cargas a nivel nacional.
Con el registro de octubre y las proyecciones para el siguiente mes, la situación que vive el sector es crítica, en un contexto económico inflacionario con caídas en los volúmenes transportados. A su vez, la actividad debe responder a una presión impositiva del orden del 42% de la tarifa final, sumado a las altas tasas de interés y la incertidumbre sobre el comportamiento de la moneda.
Frente a ello, la conclusión es una: hacen falta políticas acordes a la crisis que se atraviesa para ayudar a que el sector se recupere y que las empresas que lo componen no pierdan su capacidad de ser competitivas.