Agustina Rozenbaum tiene 34 años y para ella, su contratación en el concesionario Navicam fue “una señal desde el cielo”. Entrevista de TruckMagazine.com.ar.
Por Patricia Osuna Gutiérrez y Martín Egozcue
Los sueños de Agustina Rozenbaum comenzaron a cumplirse. Con 34 años, se convirtió en la primera mecánica de la red de concesionarios Iveco en la Argentina (ver más aquí), y desde hace dos meses trabaja en el concesionario Navicam de Moreno, Buenos Aires. Para conocer más sobre su historia, sus metas y la relevancia de su incorporación a la marca italiana, TruckMagazine.com.ar la entrevistó en exclusiva en la casa central de Navicam (ver más aquí). El diálogo completo, a continuación…
– ¿Cómo nació tu pasión por la mecánica?
– Siempre estuve junto a mi abuelo, León, que trabajó en concesionarios de autos y en los últimos años, también de camiones. Además, íbamos juntos a ver carreras de autos. Él siempre me explicaba todo y a mí me gustaba su trabajo. Y también recuerdo que le decía a mi abuelo que yo quería andar en un camión, pero sobre eso él me respondía: “No es algo para las nenas”. De alguna forma, fue mi abuelo quien me trasladó la pasión por la mecánica. Él falleció cuando yo tenía 20 años, y me dejó su bolsito con las herramientas. Con eso arranqué…
– ¿Cómo fueron tus primeros pasos en la mecánica?
– Mi papá, Julio, siempre me apoyó en todo. Entonces empecé a hacer cursos de mecánica, y cuando me di cuenta ya estaba trabajando en un taller. De cara dura, porque llevaba poco tiempo estudiando, un día fui a un taller de barrio en Francisco Álvarez, donde yo nací. Y entré y le dije al dueño: “Hola, estoy aprendiendo sobre mecánica, ¿puedo ver cómo trabajan?” Así conocí a Jorgito, que me enseñó todo sobre los autos. Poco a poco me fui metiendo y luego mi papá me ayudó a comprarme más herramientas. Para entonces ya tenía 26 años.
– ¿Cómo siguió la historia y de qué forma llegaste a Iveco y a Navicam?
– Inicialmente me dediqué a trabajar por mi cuenta. Hacía mecánica a domicilio entre amigos y con las mamás y papás del colegio de mi hija. Me iba bien, pero no era un trabajo estable. Y un día, cinco atrás, dejé mi currículum en la garita de Navicam. De entrada, no me llamaron, y luego pasó el tiempo y me olvidé del tema…. Entonces, cuando hace dos meses recibo un contacto desde Navicam, al principio no entendía nada. Incluso pensé que querían venderme algo. ¡Pero me estaban llamando porque querían entrevistarme para un puesto!
Agustina junto a sus compañeros de taller en Navicam, quienes no dudan en ayudarla y explicarle los secretos de los camiones.
– ¿Y qué pasó en la entrevista?
– Inicialmente, la búsqueda de Navicam era para un puesto administrativo. Pero Guillermo Giocoli, el gerente de postventa, vio en mi curriculum que tenía experiencia en mecánica, y entonces me preguntó si me gustaría más estar en el taller… ¡Y obvio, le dije que sí! Yo necesitaba estabilidad laboral y estar cerca de los camiones desde el área administrativa ya era bueno para mí; pero si podía hacer mecánica, ¡era mucho mejor! Y así fue me contrataron como técnico mecánico. El primer día, cuando entré a trabajar Navicam, fue como un sueño cumplido en mi vida. Además, acá todos me ayudan y desde el primer día me sentí muy cómoda.
– ¿Qué diferencias descubriste entre reparar un auto y un camión?
– Hay diferencias sobre todo en los procesos. Además, en los camiones hay mucha tecnología. En este momento, en Navicam hay varias entregas de unidades 0 kilómetro y estoy trabajando en la parte eléctrica, alistando los camiones para esas entregas. En esta etapa inicial de aprendizaje, ya pasé por Lubricentro y Mecánica, donde mis compañeros me han prestado su colaboración. La idea es ir recorriendo distintos sectores del taller y aprender de todo.
– ¿Qué te genera ser la primera mujer Técnica Mecánica en Iveco Argentina?
– Estoy contenta y agradecida. En 50 años, soy la primera mujer mecánica de la marca en el país, y es algo muy importante para mí. Mi papá falleció hace poco más de un año y a partir de ahí, yo quedé a la cabeza de mi familia. Hace poco, una noche antes de irme a dormir, le recé a mi papá y le pedí ayuda. “Viejo, ayúdame porque no puedo más”. Y al otro día, me llamó Candela de Navicam, del área de Recursos Humanos, para la entrevista. Yo realmente no lo podía creer, no entendía nada… Fue una señal desde el cielo. Mi papá siempre me decía: “Te voy a ver brillar” . Y hoy llegó esa oportunidad, por eso este reconocimiento es muy importante.
– ¿Cómo te acompaña tu familia en esta nueva etapa de tu vida?
– Mi mamá, Susana, está muy contenta con mi trabajo y porque soy la primera mujer mecánica de Iveco. Mi hija, Renata, de nueve años, es una genia porque ella también hace un esfuerzo enorme para que yo esté acá. Porque se levanta una hora más temprano, para que la lleve a la casa de una amiga del colegio. Y la mamá, Soledad, las lleva a ambas a la escuela, luego las busca y yo más tarde paso a buscar a Renata cuando salgo de Navicam. Sin su ayuda, no podríamos hacerlo. Y mi novio, Hernán, también está siempre pendiente para yo esté bien con todo. De esa forma, hay una red de personas que me dan una mano para hacerlo.
Candela, de Recursos Humanos de Navicam, llamó a Agustina para la entrevista. Y Guillermo, gerente de postventa, le vio potencial para el taller.
– ¿Cuáles son tus metas en el ámbito laboral?
– En el taller de Navicam hoy trabajan ocho mecánicos hombres. Son todos colegas que hacen su trabajo, pero que tampoco dudan en hacer una pausa para enseñarme cosas, y explicarme el porqué de cada cosa. Así, aprovechando todo esto, quiero seguir perfeccionándome. Saber más y llegar al punto de no tener dudas en lo que hay que hacer, como lo hacía en los autos. Quiero seguir progresando.
– ¿Qué le dirías a una mujer que quiere iniciarse en la mecánica y tal vez tenga dudas?
– Que se anime, que no hay nada más lindo que trabajar en lo que a una la apasiona. Yo me levanto a las 5.30 de la mañana todos los días y vengo acá contenta. En el trabajo que tenía antes, en un local de ropa, arrancaba a trabajar a las 10 de la mañana, pero sufría las ocho horas. Hay que superar cualquier palabra que pueda sonar desalentadora. A las mujeres le digo que no dejen que esas palabras de otros impacten en sus sueños. Que hagan lo que les gusta, por y para ellas.
– Navicam tiene 48 empleados y ya hay 11 mujeres dentro del plantel. Seguramente, tu ingreso al taller sea un punto de partida. ¿Cómo se vive en el concesionario todo este cambio?
– Es un cambio muy bueno. Mi currículum estaba en Navicam hacía cinco años. Y un día se abrió una búsqueda y llegó mi oportunidad. Lo que rescato de la empresa es que hay igualdad de condiciones para todos, hombres y mujeres. Además, me brindan capacitación, porque estoy haciendo cursos online desde el primer día. Estoy viviendo un momento de ensueño y sólo me resta agradecer a Daniel y Lucas Picone, los dueños de Navicam, por esta oportunidad que me brindaron, y por ser parte del cambio en la igualdad entre el hombre y la mujer.