A la hora de apuntalar la nueva Serie 7, en BMW tuvieron en cuenta dos aspectos fundamentales. En primer lugar, las futuras normas en materia de emisiones de dióxido de carbono. Y en segundo, el cambio en el origen de la demanda del producto, ahora focalizado en los Estados Unidos, China y Rusia, y ya no tanto en Europa occidental.
En cuanto al coche, no presenta cambios radicales en diseño, más allá de la acentuación de su estilo deportivo, siempre hablando de un auto que se caracteriza por el lujo y la elegancia. La Serie 7 estará disponible tanto en carrocería corta como larga, esta última con 14 centímetros más de distancia entre ejes.
Respecto de la reducción de emisiones contaminantes, se destaca la incorporación de un sistema electrónico que abre y cierra la toma de aire frontal para reducir al máximo la resistencia al avance. A su vez, se recurrió al aluminio para la fabricación de las aletas, el techo y las puertas, con lo que se redujo el peso del vehículo en 55 kg.
En materia de motorización, no habrá por el momento un motor de 12 cilindros, lo que justamente tiene que ver con la búsqueda de un consumo más ajustado y menor contaminación. El impulsor tope de gama será un V8 biturbo de 4.3 litros y 407 CV, y por debajo de éste se ubicarán un seis cilindros en línea de 3.0 litros y 326 CV, y un turbodiesel de seis cilindros de 3.0 litros y 245 CV.
Por último, el equipamiento de la nueva Serie 7 también fue revisado y mejorado, y ahora suma un sistema de dirección activa en las cuatro ruedas, visión nocturna por rayos infrarrojos con avisador de obstáculos, lector de señales de tránsito y un nuevo sistema i-Drive. Al margen de todo aquello, la Serie 7 tendrá una versión híbrida que será presentada en octubre en París, para salir a la venta en marzo de 2010.