El sistema elegido por Fiat para el 500C, tal su denominación, obligó a repensar ciertas soluciones, entre ellas, la ubicación de la tercera luz de stop cuando se decide retirar la capota para disfrutar el viaje a cielo abierto. Como la señalización adicional de stop está incrustada justamente en la capota, lo que logró la automotriz es que aquella de desplace acompañando el movimiento del techo de lona, para mantenerse en una ubicación que le permita cumplir su función.
La capota del 500C estará disponible en tres colores (marfil, rojo y negro), que se podrán combinar con los del vehículo, que asimismo agregará dos nuevas opciones. Lo destacado en este nuevo modelo es que con la capota de lona no se perdió espacio de carga para el equipaje (se mantiene en 185 litros) y lo mismo ocurre con la habitabilidad para los pasajeros traseros. Así, se mantuvieron inalterables las dimensiones exteriores: 3,54 metros de largo, 1,62 m de ancho y 1,48 m de alto, con 2,30 m de distancia entre ejes.
Las opciones de motorización del 500C en Europa serán las mismas del modelo convencional: una diesel de 1.3 litros y 75 CV, y dos nafteras, de 1.2 litros y 69 CV, y 1.4 litros y 100 CV. Esta última es la que se ofrece en el 500 que se comercializa desde este año en la Argentina, a un precio de 28.500 dólares (también hay una serie limitada que cuesta 2.000 dólares más).
Es oportuno recordar que en julio de 2007, medio silgo después del lanzamiento del 500 original, Fiat inició la comercialización de la flamante generación de este pequeño modelo, que se caracteriza, justamente, por incorporar un diseño inspirado en el del pionero de la década del ‘50. El Cinquecento original nació en 1957 y se comercializó durante 18 años, hasta 1975, con 3,9 millones de unidades vendidas. Se popularizó como “500” porque su motor primario era de 480 cc, ubicado en la parte trasera del vehículo, con una potencia de apenas 13 CV, que le permitía desarrollar 85 km/h.