“El concepto de vehículo está cambiando. Hasta ahora, el auto era un símbolo del status social. Cuanto más dinero tenía uno, más grande era el vehículo. Ahora, la gente compra coches esencialmente para desplazarse y ya no por el diseño o la velocidad”, explicó el analista independiente Tatsuya Mizuno. Este cambio se aceleró con la crisis económica y con la llegada de una generación de conductores mucho más preocupados por los problemas de medio ambiente. La recesión también empujó a los fabricantes a retirarse de los coches deportivos, que eran a su entender un medio de asociar el vehículo a la velocidad y la virilidad.
Esas aceleraciones agresivas desaparecen con los vehículos híbridos y eléctricos, tan silenciosos que el gobierno japonés se plantea imponerles generadores de ruido para prevenir a los peatones. Si hay un consenso sobre los coches “verdes”, los constructores nipones están divididos en cuanto a los medios de llegar a sus objetivos, con dos escuelas claramente diferenciadas: la del vehículo eléctrico que apoyan Nissan y Mitsubishi Motors, y la del híbrido (combustible más electricidad) encarnado por Toyota y Honda.
“El vehículo eléctrico es el vehículo ecológico en su perfección”, se entusiasma el director de Mitsubishi Motors, Osamu Masuko, cuya compañía presenta varios modelos de este tipo. Nissan, que anticipa que los coches eléctricos representarán el 10% del mercado mundial en 2020, lanzará el año próximo el Leaf (foto superior), presentado como “el primer vehículo abordable del mundo con cero emisión contaminante”. Por su parte, Toyota apuesta fuerte a los vehículos híbridos, un sector en el que fue pionero con el Prius lanzado hace 12 años y cuyo nuevo modelo (foto inferior) tiene una batería que puede recargarse en casa a partir de cualquier enchufe.