Si bien es cierto que José María López está cerca de desembarcar en la F.1, aún falta un detalle no menor: la firma del contrato con el equipo estadounidense USF1. Hoy “Pechito” tiene un acuerdo de palabra con la escudería, sujeto a que complete el presupuesto requerido para convertirse en uno de sus pilotos.
Anderson, López y Windsor, en la sede de USF1, en Charlotte, EE.UU. (Foto: Gentileza Revista Corsa)
Por Patricio Arango
Quizás en algunas ocasiones la rúbrica es sólo un eslabón más. Pero en el circo de la F.1, donde las palabras vuelan tal vez a mayor velocidad que los autos, el “gancho” es tan importante como todo lo que lo precede. Y eso es lo que le falta a “Pechito”, previo depósito del presupuesto de entre 8 y 10 millones de dólares que le pide USF1. Su entorno asegura que “ya tenemos el 80 por ciento” y espera que en las próximas semanas, tras reunirlo, se produzca el esperado anuncio. Mientras tanto, conviene ser prudentes y no festejar de antemano.
Carlos García Remohí, presidente de la Comisión Deportiva Automovilística (CDA) del Automóvil Club Argentino (ACA), fue el primero en, tal vez apresuradamente, casi confirmar a López como uno de los pilotos del nuevo team USF1 que formará parte del campeonato de Fórmula 1 desde 2010, con chasis propios y motores Cosworth. Peter Windsor, uno de los dueños de la escudería, destacó que “Pechito” es uno de los favoritos de la escuadra y que le encantaría tenerlo en una de sus butacas, pero hasta ahora no pasó de eso.
Las principal traba para el piloto cordobés es terminar de reunir el dinero solicitado por USF1. El empresario Felipe McGough, uno de los principales impulsores del proyecto junto al ACA, admitió que López dispone del 80 por ciento del presupuesto, y que con eso bastaría para arrancar la temporada y luego conseguir el resto, mientras se disputan los primeros Grandes Premios. De ser así, convencer auspiciantes sería mucho más fácil. Incluso, hasta se podría soñar con que YPF, que dio una respuesta negativa, pudiera rever su posición.
USF1, el team norteamericano que se percibe como la única luz de esperanza para ver otra vez a un argentino en la F.1 luego de 9 años (desde que Gastón Mazzacane corrió en el inicio de la temporada 2001), no sólo aún no tiene página web –no es un detalle menor cuando Chad Hurley, uno de los cofundadores de YouTube, es uno de los accionistas del team-, sino que a su vez mantiene negociaciones con otros 11 pilotos: Jacques Villeneuve, Alexander Würz, Pedro de la Rosa, Christian Klien, Graham Rahal (hijo de Bobby), Jonathan Summerton, Danica Patrick y Scott Speed, entre otros. Es aquí cuando la firma del contrato definitivo toma valor, más allá de que López haya viajado la semana pasada hasta Charlotte –sede del equipo– en Estados Unidos para dialogar con Windsor. Al tener como referencia el cruel mercado de la Fórmula 1, no es descabellado pensar que lo de López pudo haber sido usado para presionar a otros intereses, o sacar mejor tajada de presupuestos de otros pilotos.
A favor, “Pechito” tiene su juventud (26 años), sus ganas –hace meses que entrena como si ya fuera piloto de F.1–, más de 16 mil kilómetros como tester sobre el Renault de Fórmula 1 de la temporada 2006, cuando Fernando Alonso logró su bicampeonato, experiencia en Fórmula 3000 y GP2 Series y talento de sobra (por algo es el único piloto que pelea los tres campeonatos nacionales en los que compite hoy, como TC, TC2000 y Top Race V6). El deseo de todos los argentinos es ver a López en la Fórmula 1, pero se podrá soltar ese suspiro contenido recién cuando todo esté sellado y firmado. Recién ahí, no antes.