Koenigsegg había retirado su oferta y el único interesado que quedaba era Spyker, pero las negociaciones se dilataron y General Motors prefirió cerrar su marca sueca. La china BAIC comprará parte de la tecnología de los modeos 9-3 y 9-5, y podría fabricar su propio modelo.
Saab 9-3 Sport fue uno de los últimos modelos de la marca sueca perteneciente a GM.
General Motors no logró llegar a un acuerdo con Spyker, la única empresa interesada en adquirir la sueca Saab luego del retiro de la oferta de Koenigsegg, y decidió cerrar la marca.
Al igual que Koenigsegg, Spyker es una fábrica de autos deportivos y era la única interesada en comprar Saab luego del retiro de la oferta de aquella. “Pese a los mejores esfuerzos de todos los involucrados, ha quedado muy claro que el proceso requerido para completar esta compleja transacción no pudo ser ejecutado en un tiempo razonable”, dijo el presidente de GM Europa, Nick Reilly, en conferencia de prensa.
Reilly completó: “Saab precisaba una rápida resolución con el fin de mantener sus operaciones. Lamentamos que no fuimos capaces de concretar la transacción con Spyker Cars. Trabajaremos muy de cerca con Saab para cerrar el negocio de una forma ordenada y responsable. Esto no es una quiebra o un proceso de liquidación forzada“.
Mientras General Motors continúa en su búsqueda por volver a obtener ganancias, con apoyo del gobierno de Obama incluido, ya había decretado el fin de Pontiac.
Por su parte, el gobierno de Suecia volvió a afirmar que no intercederá para salvar a la emblemática marca de autos de ese país. De todos modos, la venta de la tecnología de los modelos 9-3 y 9-5, los motores turbo y las cajas de transmisión a la china BAIC continúa en pie, por lo que el fabricante asiático podrá desarrollar su propio modelo en breve gracias a la ingeniería sueca.
En Suecia, Saab da trabajo a 3.400 personas, pero su desaparición podría cortar el empleo de unos 15 mil, entre subcontratistas y proveedores. Además, si estos últimos entran en problemas y quiebran, se podría ver afectado el futuro de la otra sueca, Volvo, que pertenece a Ford.
Saab estuvo casi 20 años bajo la órbita de GM y en ese tiempo, pocas veces dio ganancias. Sólo el año pasado, generó pérdidas por 314 millones de dólares.