A Henry Ford y a la compañía que fundó en 1903 se deben los logros sociales y económicos que el Ford T consiguió. Aquel hijo de granjeros irlandeses, nacido en Michigan en 1863, mecánico de profesión y constructor de coches desde muy temprano (con los que llegó a competir), fundó, con 40 años, su propia compañía. Entre sus socios estaban los hermanos Dodge.
Sus ideas, contrarias a los de sus socios con respecto a la fabricación de vehículos económicos, al alcance de las clases medias, obligaron a Henry Ford a luchar para conseguir el dominio de la compañía y llevar a la práctica sus planes. El éxito no tardó en llegar con el Ford T.
Sus logros fueron tales que cinco años después de haber visto la luz el primer Ford T, la fábrica ya producía 25.000 unidades y por un precio de 500 dólares. El T se vendió inicialmente por 850 dólares, alcanzando los 260 dólares en 1924. El final de su historia llegó en 1927, tras haberse fabricado 15 millones de unidades.